Sobre el luto que no logra arroparla
encima de
una noche larga y espesa
arriba del
agobio que busca ahogarla
más allá de
una tiranía de poca cabeza:
ella se
agita cargada de inocencia
y ondea sus
eternas siete estrellas,
es añejo
sentimiento tremolante
de una
tierra infinita en su arrojo,
secular
cataclismo de emperadores
que aquí
perdieron cetros y coronas,
despejado
heraldo siempre risueño
como los
cantos de amor triunfante,
perfume acompañante
de la protesta
y delirio
embriagador para las almas,
fabricada con
pura ilusión de jóvenes
mutadas barricadas
que resisten feroces,
sencilla y
limpia bandera venezolana
hecha
mortaja de payasos dictadores.
© Alfredo
Cedeño
1 comentario:
Mi querido amigo Alfredo,...imagino el dolor con el que has escrito este brillante poema,...dolor que nace del fondo de la incomprensiones, verdadera catarsis de impulsos contenidos,..reconocimiento a esa lucha ue hoy los envuelve. Amigo,..todo tiene un principio y tiene un fin. El fin ya se vislumbra entre manchas de sangre y humo de pólvora. Dios salve a Venezuela. Fuerza, todo llega. Un fuerte abrazo.
uan Angel Petta. Argentina
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