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sábado, noviembre 01, 2014

NAZARENO EN GUALDA

Sudor, lágrimas y belleza
trípode para alzar a Venezuela
sobre las rojas marismas,
verde, gualda y nazareno
trébede donde tostar esperanzas
que aromen nuestra mañana,
hembras, muchachos y sol
tríada conmovedora para amar
los anhelos que no abandonamos.

© Alfredo Cedeño 

jueves, septiembre 11, 2014

ACUARELA

Sufrimos un rojo que parece arroparlo todo
pero hay amarillo que enceguece a tontos
verde esperanza que nunca nos abandona
giros de ágil evolución que saltan y bailan
mar ululante de silencios que mucho dicen,
así van las calles de esta comarca nuestra…

© Alfredo Cedeño 

jueves, mayo 01, 2014

COLORATURA

Roja cárcel –para el arcoíris, la gente y los estudiantes–
a la cual los cómodos apoyan
y dejan morir de mengua la solidaridad,
tiempo de bozales ideológicos
que muchos tascan felices y engreídos
por “ir” hombro a hombro con los obreros,
ruin y ciego cielo de los trabajadores
a los que muchos entregan sus preces
sin importarles el infierno que aquí se vive…

© Alfredo Cedeño

martes, abril 29, 2014

AMARILLO

Cabalga sobre un mar escarlata
con ritmos equivocados
se acorta o se alarga balbuciente
coloca sus brazos con desgaire
y ejecuta su síncopa de matices.

Se deja abrazar con dulce sigilo
y enrosca manos de estudiantes
que desafían libres las calles
en rauda belleza desbocada
de senderos hasta el horizonte.

© Alfredo Cedeño

sábado, febrero 08, 2014

EL DORADO

Berberiscos y cristianos escudriñaron con afán
los alfanjes bruñidos del sol hecho riquezas
la afilada tonalidad del retal de una hoja
el fosco escenario donde deslumbra el rayo
los delicados tajos de cuatro tallos gráciles
la delicada emboscada de un gesto efímero
el coqueteo salido de una margarita inerme
los pétalos enceguecedores de una flor
la luz del Caribe pavoneándose y humillando
el afán nunca consumado de cristianos y berberiscos.

© Alfredo Cedeño


sábado, diciembre 14, 2013

GIRASOL

Persigo la luz en desmañado pivotar
hasta que el sol se hace pétalos
con breves picos de esmeraldas,
tajo de brillos bordados en oro
sin melodías extraviadas en la tarde
y un parsimonioso repique de semillas.


© Alfredo Cedeño



sábado, diciembre 07, 2013

MAGIA

A veces ocurren milagros aparentes
y el cemento arroja flores,
los escépticos suelen dañarlo todo
y afirman que cayeron del árbol.
Siempre renacen los prodigios
y el pavimento mece los pétalos,
los crédulos mantenemos el candor
y seguimos viendo ocurrir quimeras.


© Alfredo Cedeño

jueves, noviembre 21, 2013

PRIMARIOS

Amarillo de araguaneyes, oro y sol
azul de junquillos, turquesa y la mar
rojo de hibiscos, rubí y crepúsculos,
rubia llamarada de canario y piña fresca
añil celeste en los pétalos de los acianos   
bermellón menstrual de jerez y cinabrio,
gualdo de amaneceres, trigo y topacio
índigo de azulejo, añil y relámpago
grana de corales, jaspe y lava derramada,
entre blanca filigrana de nube, cal y albayalde.


© Alfredo Cedeño


jueves, octubre 24, 2013

A VOLAR

Las cadenas repican en feliz anuncio de vuelo
las piernas tiemblan audaces en ágil parábola
los pies se afincan menudos y feroces en el suelo
las caritas anuncian delirio, sudor y carambola
la tristeza se retira al saber que perdió el duelo.


© Alfredo Cedeño

sábado, julio 27, 2013

RUBOR

Los botones fueron mensajeros encendidos
y anuncios de pecho empinado sin vueltas,
al fondo una cruz gualda abrió sus brazos
de resignada campechanía con cortos retos,
juego con delicados contrastes sin matices
y mazo floreciente del ocaso en las macetas.


© Alfredo Cedeño

jueves, julio 11, 2013

domingo, junio 30, 2013

AMARILLO

Por lo general nos vamos llenando de conceptos, ideas, definiciones y mil otras zarandajas de similar tenor que terminan por atiborrarnos, y muchas veces enredarnos las entendederas más que aclarárnoslas. Soy el mejor ejemplo de ello y se los digo a motu proprio. Verbi gratia lo que me pasaba con lo que creía una obsesión que me acompaña desde niño.
 
La verdad es que soy necio hasta rozar el delirio, y por aquello de tratar de dejar lo más claro posible lo que se escribe, ya que lo dicho admite tantos remiendos como puede soportar la sotana de un cura de caserío, busqué el significado en términos psiquiátricos de la palabreja.  ¡Oh, oh! Encontré que ello se define como: “Estado en el que un determinado pensamiento o impulso se muestra recurrente y persistente sin que el sujeto afectado consiga apartarlo. Generalmente suele provocar una sensación de angustia.” No era mi caso.
 
Seguí con el tema y pensé que era una fijación, y de nuevo a escarbar buscando su sentido y me encuentro con esto: “fijación, que consiste en la dependencia emocional, generalmente con connotaciones erótico-sexuales, hacia un objeto de la infancia, y que persiste en la vida posterior.”
 
            Confieso que aquí me comencé a alterar, porque como bien sabemos cuando se roza el territorio inguinal empiezan los prejuicios, así como las demás conexiones atávicas-culpabilizantes, a hacer de las suyas.
 
            ¿A qué viene todo esto? ¡A un aguinaldo que oía cuando niño en La Guaira durante las navidades! Explico a los foráneos que me leen: llamamos aguinaldo acá en Venezuela a los villacincos que se entonan en época decembrina. Sigamos. In illo témpore, a fines de los años 50, un grupo de niños del  coro de la escuela Crucita Delgado, que quedaba en la caraqueña parroquia La Pastora, grabaron una canción de Humberto Higuera, y cantada por Trina Blanco, que se llamaba Tucusito, la cual decía:  
Tucusito, Tucusito
Llévame a cortar las flores
Mira que en las Navidades
Se cortan de las mejores
Vuela, Vuela
Llévame a cortar las flores
Vuela, Vuela
Llévame a cortar las flores
Te vestiste de amarillo
Pa' que no te conociera
Amarillo es lo que luce
verde nace donde quiera…
 
¡Bien han de suponer que esa letra y melodía me ha perseguido implacablemente! http://www.silvitablanco.com.ar/villancicos/tucosito.htm Por ello cuando leía aquello de que me provocaba una “sensación de angustia”, o  lo de la “dependencia emocional, generalmente con connotaciones erótico-sexuales, hacia un objeto de la infancia, y que persiste en la vida posterior”; no puedo negar los ataques de risa que me causaban ambas interpretaciones porque si algo me siguen provocando esta melodía y letra es una profunda contentura. Así que arrivederci Freud y descartada la fijación obsesiva...
 

            Y fiel a aquello de que “amarillo es lo que luce”, como le gusta decir –y usar– a la siempre mentada aquí Ylleny Rodríguez,  es que hoy dedico el post a dicho color. Si dejo el bembeteo y termino de agarrar el toro por los cuernos –y como el tema no es de cuantos me han puesto o viceversa sigo–, comenzaré por escribir que es “el color que se percibe ante la fotorrecepción de una luz cuya longitud de onda dominante mide entre 574 y 577 nm.” Debo señalar que hay otros que aseguran que la su longitud de onda en realidad se ubica entre 565 nanómetros y 590 nanómetros. Lo de siempre: todos juran tener las cerdas de la puerca en la mano y que son del color que él, o ella, empuña.
 
            Color del oro y del otoño, de la melancolía y de los taxis que te alejan de la pena, de los semáforos anunciando la próxima parada y de las danzas donde giras fundido en besos que pedalean sobre un piano. Matiz de flores y frutas, risa del arcoíris embriagado en medio de las penas de un cielo nublado, salto limpio de flor del Araguaney que se asoma en la montaña sin pudores cromáticos, giro descarado de una zaranda en la letras de Neruda:  
El amarillo de los bosques
es el mismo del año ayer?
Y se repite el vuelo negro
de la tenaz ave marina?
 
            Amarillo de limón al cual Federico García Lorca con hermosa precisión describe:
Limonar.
Nido
de senos
amarillos.
 
            Primera franja de la bandera sobre la cual oí infinidad de versiones: por el color del cabello de la mujer de Francisco de Miranda, por la abundancia inestimable de oro en nuestros suelos, por el tono del sol que siempre brilla sobre Venezuela, por… lo que a cada cual se le antoje poner.  
 

            Amarillo de mala suerte en el mundo teatral ya que Molière vestido de ese color murió representando su pieza El enfermo imaginario. También el de Los Beatles y su
We all live in a yellow submarine
yellow submarine, yellow submarine
we all live in a yellow submarine
yellow submarine, yellow submarine
 
            Color de rezagos de la felicidad que tuve cuando niño y que no ceso de hacer lo imposible por mantenerla. Rayo de luz que rebota en el borde de mis pupilas cuando gozo de andar y retratar. Beso de la paleta que trató de robar Van Gogh  a los girasoles. Guiño perpetuo en las alas de una calandria surcando la mañana. Trazo de la mano de un Dios que tiñe la soledad para que el salto en el vacío sea una maroma de los relojes. Gracias a la vida y a ustedes por poder entregarle letras y fotos, mis manos y mis ojos…

© Alfredo Cedeño

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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