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jueves, agosto 14, 2014

ASTROS

Las estrellas no dejan de salpicarnos la piel,
son heraldos de emancipación permanente
con los que aprendimos a balbucear y correr,
para derrumbar déspotas con blancos trazos.


© Alfredo Cedeño 

jueves, julio 24, 2014

FRONTERAS

La pureza se desliza sin fronteras
sobre el lienzo de sangre reseca…
¡Tantas inocencias caídas en estos días!
¡Tantos tontos enajenados en este tiempo!
¡Tanto abandono justificando el miedo!
¡Tanta comodidad hecha cómplice!
¡Tantas luchas que todavía faltan!
¡Tanta muchachada que insiste en salvarnos!

© Alfredo Cedeño 

sábado, junio 14, 2014

EXTREMOS

De un bando al otro van los saltos
la noche se ve inmensa
pero la luz se deja colar imponente,
desde la esquina se derrama
y las negras olas se repliegan
hasta ser telón para el blanco manojo,
limpieza que se angosta lenta
con la limpia sajadura
de un volcán que calcina tiranos,
la claridad es como la certeza
de muchachos desarmados
plantados sin regreso ante los desalmados.

© Alfredo Cedeño 

jueves, junio 05, 2014

A LA SOMBRA DE UNA ESPIGA

Con sus siete delgados brazos arropa el alma
y ablanda la hirviente muralla de blanca faz,
es un septeto de hilos que bordan filigranas
desde el delicado mazo de un piadoso tallo.
Ocurre siempre y la voraz jauría se equivoca
al hincar sus dientes en su suave apariencia,
encuentran alma de acero y temple de volcanes
donde sus colmillos se amellan y agrietan.
Espiga de audaz estudiante desamparado
que no abandona las calles con terca fragilidad,
sabe empotrar sus angostas sombras
y hacerlas luces en la oscurana que ahora rige.

© Alfredo Cedeño 

jueves, febrero 20, 2014

DENTELLADAS

Las señales de bocados despiadados
latiguean el sereno centelleo violeta,
zarpazos caducos a la huérfana belleza
zopilotes acostumbrados al picotear,
alimañas que se alimentaron de ella
ahora se ocultan con alevoso temor,
tratan de escapar con su usual sigilo
tumbas a las que ellos creen escapar,
pero no pueden apagarle su ternura
porque mi tierra es de eterna ilusión.

© Alfredo Cedeño

jueves, noviembre 21, 2013

PRIMARIOS

Amarillo de araguaneyes, oro y sol
azul de junquillos, turquesa y la mar
rojo de hibiscos, rubí y crepúsculos,
rubia llamarada de canario y piña fresca
añil celeste en los pétalos de los acianos   
bermellón menstrual de jerez y cinabrio,
gualdo de amaneceres, trigo y topacio
índigo de azulejo, añil y relámpago
grana de corales, jaspe y lava derramada,
entre blanca filigrana de nube, cal y albayalde.


© Alfredo Cedeño


domingo, octubre 20, 2013

BLANCO

            Quiero confesarles que cada semana es para mí un duelo que se ha de llevar a cabo cada sábado cuando debo enfrentarme contra el llamado síndrome de la hoja en blanco. En este caso debería escribir el del post en blanco… Esta semana decidí que lo abordaría precisamente escribiéndoles sobre ese color.
 
            No pretendí emular a Mario Benedetti con aquello de:
página en blanco
aquí te dejo todo
haz lo que quieras
espabílate
o por lo menos organízate

yo me echaré una siesta
ojalá me despiertes
con algo original
y sugestivo
para que yo lo firme.
Y no le quise imitar porque a él le celebraban cualquier vaina, que por lo general le quedaban muy bien, he de decir; pero a mí me lapidarían por vago lo cual, también he de reconocer, no deja de tener su parte de verdad.  Así que, como el tema fue decidido hace varias horas, entremos en materia.
 
            La definición que nos da el honorable mataburros reza así: blanco, ca.(Del germ. *blank; cf. a. al. ant. blank).1. adj. Del color que tienen la nieve o la leche. Es el color de la luz solar, no descompuesta en los varios colores del espectro. Aquí quiero hacer un alto para señalar el origen de la palabra, ya que en nuestra lengua castellana blanco comenzó a ser utilizado en el siglo XII, aseguran que alrededor del año 1140. Antes de ello, les explico, en protogermánico blangkaz significaba brillar, deslumbrar, de ahí se pasó, según explica el diccionario antes citado, a blank, palabra que usaban los germanos cuando hablaban de sus cabalgaduras de color más claros. Tiempo más tarde esta voz mutó a blancus, que provenía del latín tardío.
 
            Si nos vamos al Diccionario Akal del color de Rosa Gallego y Juan Carlos Sanz, leemos: “Blanco es un color acromático, de claridad máxima y de oscuridad nula, que se percibe como consecuencia de la fotorrecepción de una luz intensa constituida por todas las longitudes de onda del espectro visible, por tres longitudes de onda (larga, media y corta) o por dos longitudes de onda complementarias. Se asemeja al color de la nieve, aunque otras sustancias de máxima reflectancia, como la magnesia y la baritina (sulfato de bario), resultan ejemplos más específicos del color blanco.”
 
Creo que, sin pretender restar méritos a lo enjundioso de su obra, a Gallego y Saanz se les olvidó incluir la referencia alada que de niños oíamos de nuestras abuelas:
Palomita blanca
copetico azul
llévame en tus alas
a ver a Jesús.
Tampoco incluyen la condición que refiere Alfonsina Storni en “Tú me quieres blanca”:
No sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),.
 
            Símbolo de la pureza y la inocencia, de la paz y la tregua, ha sido utilizado por el hombre siempre. Los egipcios lo fabricaban con silicato de magnesio hidratado y nácar en polvo, por lo que era un producto que sólo empleaban los muy poderosos.
 
Por su parte Teofrasto, Vitruvio y Dioscórides, quienes vivieron entre el siglo IV antes de Cristo y el primero de nuestra era, describieron cómo lo preparaban en aquellos días: suspendían platos de plomo sobre vapor de vinagre, que después sumergían en estiércol –si leyeron bien: en cagajones– durante dos meses; al cabo de los cuales raspaban el material, blanco por supuesto, formado en su superficie: Este procedimiento se repetía hasta que los platos se acababan; y fue utilizado por milenios, el producto fue llamado albayalde o blanco de plomo, que se sabía era una sustancia tóxica.
 
Se sabe por Plinio el Viejo que en el siglo I de nuestra era, los griegos hacían el tinte blanco melinum sacando un polvo de las vetas de las montañas de las islas Melos y Samos, que era muy bueno para cicatrizar heridas. Tal vez si el compositor boricua Pedro Flores, lo hubiera conocido  lo habría empleado para curar sus heridas que refleja en su bolero “Blancas Azucenas”:
Ya no he de verte más
para cuando mueras
Aun guardo las dos blancas azucenas
que me diste al despedirte de mi


            Y ya que hablo de canciones no puedo evitar recordar la ranchera que el mexicano José Alfredo Jiménez, quien se adelantó en la temática e intención por varios años a Simón Díaz y su Caballo Viejo, con:  
De mis ojos está brotando llanto
a mis años estoy enamorado
tengo el pelo completamente blanco
pero voy a sacar juventud de mi pasado…
 
            Otra pieza que me salta a los recuerdos es “Pueblo blanco” de Joan Manuel Serrat:
Colgado de un barranco
duerme mi pueblo blanco
bajo un cielo que, a fuerza
de no ver nunca el mar,
se olvidó de llorar.
 
            Cantantes, compositores y poetas le han empleado con una y mil intenciones. El bardo Felipe Camino Galicia de la Rosa, mejor conocido como León Felipe, nos dejó sus versos:
Siempre habrá nieve altanera
que vista al monte de armiño.
Quizás por ello Manuel Machado escribió:
Y tú, mi amada, cuyos rojos labios
son ya la sola flor, dámelos..., ¡quiéreme!...

¡Que el lobo blanco del invierno
el lobo blanco viene!
 
            Lo he visto en una y mil tonalidades, en nubes e iglesias, en bardas enjalbegadas y nichos presumidos, en la sombra de un farol destartalado y en el delicado bouquet del azahar, en las señales extraviadas de un tráfico que nadie sabe de donde viene o adonde va. Blanco que les entrego hoy  con sus infinitos matices que Vicente Gerbasi grabó en sus versos:
El tiempo que levanta y desgasta columnas,
y murmura en las olas milenarias del mar.
Atrás queda la luz bañando las montañas,
los parques de los niños y los blancos altares.

© Alfredo Cedeño

 
 
 
 
 

miércoles, marzo 13, 2013

INMACULADA

Cinco largos y elegantes dedos
acunan la sutil diadema
donde las palabras se enredan,
y un septeto verdinaranja
se yergue altivo e impávido
pese al moscardón que atisba.

Quinteto albo que se fuga
de los verdores quemados
con grácil esguince atonal,
son siete antenas ligeras
como lánguidos gemidos
y un inesperado vuelo matinal.

© Alfredo Cedeño

jueves, mayo 24, 2012

PARALELOGRAMOS


Cada rectángulo es un paso al borde del arcoiris
se solapan bajo los mantos que les impusieron
mientras quiebran cristales en finas rendijas del cielo…

© Alfredo Cedeño

martes, marzo 13, 2012

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