La lluvia es un chorrear de melancolías que he lamido en
Londres,
New York, Roma, Florencia, Washington, Madrid, Paris y
Caracas.
La esquivé en Toledo con floritura acerada y la tasajeé en
Lisboa,
Liverpool, Tampa, Ancona, Atenas, Maracaibo, Sicilia y Panamá.
La gocé mientras andaba y jugaba al duende mientras regalé
juguetes
por las aceras de Manhattan y un caramelo en el Viejo San
Juan.
La sentí rodando por mi Venezuela con el corazón hecho
pedazos
y en las manos de mil besos perdidos por las plazas de
Venecia.
Ahora la veo sobre una hoja que me regala la luna llena de
paz
y pongo mis manos entre estas líneas mientras vuelvo a
volar…
© Alfredo Cedeño
5 comentarios:
¡Hermosísimo Alfredo! Me gusta mucho.
Un abrazo fuerte
Amaia
Simplemente hermoso...
Gracias!
Y.U.
Dices con buen gusto, amigo.
Abrazo
Hermoso, que siga lloviendo pero tus palabras llenas de sentimiento.
Hermoso, que siga lloviendo pero tus palabras llenas de sentimiento.
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