Una campana que agitan y no suena
como los amores necios de una beldad
a la que ya arrinconan los calendarios
como las caricias de un aristócrata
sin plebe sobre la que vaciar su impotencia
como una escritora que no pudo volar
entre los cabellos dorados de una libélula
como la lectura sin tráfico de una cúpula
donde se esconden los relojes con sueño
como el desierto de una fotografía mojada
por lastimaduras de ternura nunca obtenida
como las viejas vías olvidadas en un desierto
donde sólo corren el viento y las serpientes
como los dolores de una gaviota contaminada
por un carguero hundiéndose en el Caribe
como un lagarto empantanado sin víctimas
que comerse una tarde de angustias
como una vitrina sin clientes a los que tentar
con su carga de ilusiones sin sentido ni orden
como un desalmado buscando la próxima doncella
que le haga creer que él la supo engañar
como los pasos sin control del homicida confeso
que no supo llegar a ser un escapado
como una pared de utilería sin adornos que la vistan
o que le hagan sentir que tiene quien la defienda
como una serpiente que no puede cambiar la piel
en medio de una fiesta de amores trasnochados
como una casa de muñecas sin ilusiones
que la llenen de niñas risueñas retozando
como una película barata sin heroína por salvar
pero con dos galanes de sonrisas falsas
como un viejo gabán con lustros sin empaparse
y que ya se olvidó del olor a jazmín de la lluvia
son las llamadas que nunca podrán atender…
® Alfredo Cedeño
4 comentarios:
Exultante fiesta de la metàfora, tu escrito, Alfredo. Un deleite leerlo.¡Precioso texto, de verdad! Mi abrazo
Cristina Chaca
Leyendo toda su obra publicada aqui, tengo que felicitarlo. Es muy creativo...
Se inspira en su vida, son reales esas mujeres que escriben esos comentarios?
Porque de ser asi, tengo que confesar que me averguenza como mujer, leer lo que escribe la mayoria de sus comentaristas. Unas, por vulgares. Otras por pateticas.
No les da pena humillarse ante un hombre, que de seguro sabe quien le escribe cada cosa por las vivencias compartidas.
Mujeres, si lo leen completo se daran cuenta, de que su verdadero oficio es: usarlas, desecharlas y luego, hacerles un poema, para rematarlas.
carajo!.... verdad q es patetico q nos dediquemos a escribir cosas a dicho autor pero te digo algo?... nos encanta ser utilizadas, desechadas y q nos rematen... uyyy q rico!. asi q limitate en tus comentarios q estan de sobra. ja ja
Sí, es verdad! el perfume de las esencias jazmin de la lluvia se enmudece al ver las siluetas de las sonrisas falsas arrinconadas. Ch.
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