Ella insistente me pidió fidelidad
y, alevoso, le ofrecí hasta el alma
con tal me dejara siquiera olerla.
Yo no ofrecí porque ni sombra tenía
pero hubiera querido el Coliseo
para ponérselo entre las piernas.
Ella no exigió porque tampoco quería
más que tumbarme con mañas
ocultas entre su estampa de niña.
Los dos saltamos como fieras
a comernos las ganas mutuas
que bellacos aprendimos a simular.
La mariposa del dolor se quedó fuera
y volamos sin pasar por el amor
a pagar los peajes de la decencia.
® Alfredo Cedeño
6 comentarios:
Tengo sacar el pañuelo blanco y decirte, que, éste, para una ignorante de la poesía y que además, te detesta, me parece tu poema más hermoso y más genuino.
X.
Lo más bonito del "AMOR" es que no se ofrece ni se exige sino que se DA.
Hermoso!
Alfredo,
Esta estrofa es perfecta!!!!
..Los dos saltamos como fieras
a comernos las ganas mutuas
que bellacos aprendidos a simular.
Bello, sublime y muy tierno.
un beso
Gata
Tu mariposa del dolor siempre esta presente en tí.
QUISIERA
Quisiera ver contigo las tardes de oro
que pronuncian un adiós de lejanía
cuando mi cariño te busca y te ansía
y añoro de tus labios un dulce tesoro.
Quisiera escuchar tu voz en el coro
del río que trae magna sinfonía
entre los secretos rubores del día
que muere en la tarde teñida de oro.
Quisiera en tu regazo decirte que adoro
la fina tibieza con que me cautivas
cuando cantas los versos que plenan tu alma
y decirte entonces que eres mi todo,
que llenas las horas de toda mi vida
con la suave brisa de tu dulce calma.
Es demasiado duro simular (Del lat. simulāre) lo vulnerable de una sonrisa fingida y de la huella del vuelo alto. Sí, es una bellaquería fingir que no amas cuando amas. Ch.
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