jueves, septiembre 21, 2006

VIAJERO

Una tarde en París soñé con juicios de mentira
para ver morir a la verdad entre cunetas de pan
y alquilé mi infierno particular de vicios propios
con la despedida sin perdón de los despechos.

Una mañana en Roma supe que la ley es blanda
cuando no es un travesti o una putica quien peca
y compré mi propia madrastra para tener un baile
sin continuación en las madrugadas ruines en paz.

Un mediodía en Madrid me enteré que no hay luz
más que en unas piernas torneadas y muy ariscas
y salté faramallero a soliviantar una dama gallega
empeñando una pesadilla en préstamo por mi alma.

Una noche en San Juan entendí que la mar es tuya
cuando me llegaron todos sus aromas en tu vientre
y palpe la madreperla de tu coño con mi boca áspera
encontrando la gloria de uno de tus orgasmos ariscos.

® Alfredo Cedeño

1 comentario:

Anónimo dijo...

En ese intersticio del viajeº que se abrió entre su boca y mi boca se ha instalado un frío blando de la nostalgia y del despecho. Su palabra lo recorre entre San Juan y Roma y él yace acurrucado sin fuerzas esperando la madrugada que nunca llega. Ch.

º(Del dialect. y cat. viatge)

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