viernes, septiembre 22, 2006

VIUDAS

Allá con su amargura quien pretenda humillarme
que su frustración florezca y se multiplique
como los gatos abandonados en las carreteras
como las culpas de las novias abandonadas
como los llantos de la que no conoce un orgasmo
como los melindres de una solterona sin enaguas.

Bendita sea la rabia de quien busca deprimirme
que sus lastimaduras sean feroces y desconsoladas
como las sobras de las mesas en los parques
como los pasos de una tortuga que nunca llega
como las caricias de los payasos infelices
como las pistas de cariños viejos en el recuerdo.

Para que luego –y sólo después- entienda que soy
una carretera que siempre llega a la orilla del mal
un manto desnudo sin estrellas que bese sus pies
una cadena de equívocos dulces como los higos
una canción llena de compases que no se olvidan
una frágil sensación que no siempre se logra ganar.

® Alfredo Cedeño

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre, siempre volveré
como una gata
que te acaricie los pies...

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