El ánima de sus ganas es un puñal en Florencia
que me desgarra los miedos como papeles de seda
flotando sobre el cielo de Caracas en Semana Santa
para soltar a los canallas cantando entre la lluvia.
El corazón de sus muslos es como guayaba madura
que se me abre en la boca con una melodía que cae
y me arrastra el perfil sobre una voltereta de violetas
en delirio de puentes sin valor que se cierran raudos.
® Alfredo Cedeño
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