Sobre el pavimento los pedazos de envoltorio de chocolate brillan
como estrellas caídas en desgracia que se revuelcan arrebatadas,
las cenizas de cigarrillos son vestigios de la cola de un cometa
que deja su estela entre pozos de melancolía y huellas magras.
Debajo de los faroles hay avisos colgados dando pedazos del cielo
como el casanova que hasta matrimonio ofrece a la niña atolondrada,
sus piernas son una insolencia sin conciencia de maromas oscuras
que podrían lastimarla en medio de su primera excursión de ninfa.
Entre las hojas que van cayendo en remolino de marrones y ocres
se van las oraciones de tontos y crédulos que apostaron al cielo,
pasan insolentes zarandeando convicciones con jaques apostatas
como la preñada que aceptó las promesas a cambio de sus muslos.
En las ventanas se asoman caras de ancianas revoltosas insomnes
como un anuncio que pierde su lustre con el agua dormida del sol,
las sonrisas desdentadas dejan presumir besos que se durmieron
entre las bambalinas de una función deslucida y sin reposición.
® Alfredo Cedeño
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