La pobre loca pasa cual osario ambulante
sus clavículas se ven casi en el pellejo
sus caderas avanzan depiladas y en vivo
sus piernas de miseria son estacas desnudas
cual muñeca callejera en practicas de vudú.
Arrastra un costal de penas y miserias
que la dejan sola con su palabra amellada
sin que la compasión colectiva la arrope
sin cobijo a sus gestos de princesa caída
sin un alero que la resguarde de si misma.
Llega ágil a la plaza salmodiando denuestos
que encadena con la precisa alevosía
de la que se ampara en su inocente descaro
de la que se escapa jugando para perder
de la que nunca tendrá la paz para querer…
® Alfredo Cedeño
2 comentarios:
Vivimos sobre una tacha, sobre una calle que se ruboriza al oirnos cantar esos salmodios, que usted dice. LLegué princesa "a secas" al inicio de su calle y ahora soy princesa con su osario a cuestas. Triste.
Ch.
Por eso me gustan sus calles de caracas. Se siente y se ve más allá. El dolor de la pricesa caída. Y me pregunto ¿cuantas por esas calles de mi caracas parecen no vivir en esa miceria que se ve en la esquina?... ¿Pero... tendrán esa paz para querer?
Soledad
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