La Habana está rodeada de olas y susurros
que te rondan ofreciendo desde romances
o virtudes que aseguran puedes comprobar
hasta los Cohibas que acaban de fabricar.
La Habana te va rodeando sin clemencias
para tus culpas y se ensaña en tu piedad
para seguir tratando de venderte lo que sea
o consiga saber cómo vaciarte el bolsillo.
La Habana es un manto gris sobre sí misma
en oferta pesarosas reventando por la costa
como El Malecón lleno de bicicletas oxidadas
cuyos conductores siempre vigilan al Caribe.
La Habana es una queja sin final ni consuelo…
® Alfredo Cedeño
4 comentarios:
Cuando el susurro se haga palabra viva, fuerte y libre, los conductores verán desde el cielo la diminuta isla..carcel de sus sueños!!
Si, amigo es una queja que no cesa, que no alivia. que se ha hecho infinita.
Si, y acompañan a los ciclitas a extender sus miradas que como dice usted, vigilan el Caribe.
Ch.
Escribes muy bien, una pregunta ¿Eres cubano?
Thanks for writing this.
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