Amis Lara tiene 54 años y
Victoriano Reyes tiene 61, entre ambos tuvieron diez hijos que ahora tienen
entre 39 y 14 años. Ella nació en Sabana
de Uchire, estado Anzoátegui; él en
Cúpira, estado Miranda. Ellos toda la vida han hecho cazabe, ella lo hace desde
los 14 años y aprendió a hacerlo en Cúpira, donde llegó a los 7 años junto con
su familia.
En línea recta al este de
Caracas, y luego de casi tres horas de carretera, a unos 125 kilómetros , está
localizada la mencionada población mirandina de Cúpira. Aquellos que se dirigen
hacia el Oriente del país identifican la localidad por los numerosos puestos de
ventas de cazabe y naiboas que ofrecen a los viajeros.
El cazabe, o casabe, tapioca,
mandioca, mañoco, es un humilde y milenario alimento de origen indígena, común
en toda la cuenca del Caribe, y otras latitudes. Por ejemplo, hay representaciones
en arcilla de ella en la costa del Perú, que datan de 2000 años AC.
Este pan americano se fabrica con
la harina de yuca amarga Manihot
Esculenta, y fue quien salvó de morir de hambre a Cristóbal Colón y sus
acompañantes: las provisiones de pan que ellos habían traído se agusanaron
durante su jornada hacia las nuevas tierras; así que no tuvieron otro camino
que saciar su estado famélico con este condumio como acompañante de la proteína
marina y terrestre con la cual alcanzaron aprovisionarse en nuestras tierras.
La llamada Yuca amarga o yuca
brava, es mortal de consumirse sin el debido procesamiento por el alto
contenido de cianuro que posee. Los
indígenas americanos habían descubierto que el rallado y posterior prensado de
dicha raíz le hacía desprenderse del contenido de dicha sustancia, la harina
que resultaba de esa labor luego la cocinaban en recipientes planos de barro,
que en Venezuela fueron llamados aripos, o budares. En el siglo XVI, Francisco
López de Gómara dejó asentado en su Historia
General de las Indias: “También hacen pan de yuca, que es una raíz grande y
blanca como nabo, la cual rayan y estrujan, porque su zumo es ponzoña.”
En la actualidad este alimento se
sigue produciendo con el mismo principio tecnológico: se despoja el rizoma de
su cáscara, se ralla, se prensa hasta que bota su jugo venenoso, luego se seca,
se cierne la harina resultante y se “tiende” en largas planchas de hierro
o barro, donde la leña produce el calor
necesario parea su cocción y posterior venta.
Amis y Victoriano comienzan sus faenas cada día entre 2 y 3 de
la mañana cuando él se levanta, a lavar y pelar entre 400 y 500 kilogramos de
yuca amarga, los muele, los exprime, los pasa por un cedazo. Este proceso toma
de 3 a 4
horas, al cabo de las cuales, Amis se incorpora, “generalmente sobre las seis
de la mañana es cuando yo me estoy poniendo a tender mi cazabe. Nosotros trabajamos sólo de lunes a viernes,
aunque a veces si hay un pedido lo hacemos los sábados también, pero yo procuro
que descansemos todo el fin de semana, porque esto es bien fuerte.”
Doy fe que el calor es infernal,
pese a lo cual ellos no dejan de sonreír en cada una de las etapas de
fabricación de estas doradas tortas, que ella muestra una a una con orgullo
cada vez que termina de hacerlas. Sus manos
regordetas de mujer amorosa riegan la harina sobre las planchas hirvientes, lo
hacen con gestos calmos y sabios.
No pude resistir la tentación de
pellizcar una de estas ruedas de harina, puedo testimoniar, si es que ello sirve de algo,
que pocas veces he comido un trozo de
alimento que me hiciera sentir tan lleno de orgullo por ser parte de un
país donde tradición y herencia no son un recuerdo. En esta bendita tierra -de tantos
desencuentros y lastimaduras inmerecidas- su gente sigue haciendo, sin
alharacas ni ostentaciones, que seamos lo que a veces no somos capaces de
entender, ni mucho menos sentir en el pellejo, por preferir creernos ajenos a
nuestras mejores raíces. Pobre de
aquellos tontos que juegan a una universalidad y cosmopolitismo a la que no
tienen la más peregrina pertenencia; pese a ellos Amis y Victoriano siguen
haciendo sus cazabes y naiboas (explico a los que no saben: esta es la misma
harina de cazabe pero mezclada con cazabe, anís y queso), si un día quieren probarlos llámenla a ella al
0416-8059551 y cerciórense de lo que les digo.
© Alfredo Cedeño
5 comentarios:
Rescato, con el orgullo de hispanoamericano este párrafo:
Pobre de aquellos tontos que juegan a una universalidad y cosmopolitismo a la que no tienen la más peregrina pertenencia; pese a ellos Amis y Victoriano siguen haciendo sus cazabes y naiboas (explico a los que no saben: esta es la misma harina de cazabe pero mezclada con cazabe, anís y queso), si un día quieren probarlos llámenla a ella al 0416-8059551 y cerciórense de lo que les digo.
Gracias amigo Alfredo por compartir esta historia.
Muchas gracias por este regalo Alfredo, por acercarnos más a otras personas, nobles, con espíritu luchador y valientes. Buena enseñanza... Un abrazo en este domingo...
Ángela Piñeiro
Nuevamente haces de lo sencillo algo espectacular, felicitaciones y un gran abrazo.
Dora.
Alfredo amigo:
no sabes cuanta falta me hacia leerte porque al leerte a ti, leo a ese país al que pertenezco y que poco gente conoce.
Dejas el alma en cada palabra y en cada línea del cazabe parecía que lo degustaba. Benditas las manos de esos hermanos que lo elaboran
bendito tu, por volver a escribir para nosotros.
Me suscribo diciéndote que como diría la poetisa Josefina Jordán
eres un sol que alumbras para todos sin reparos, refiriéndose al hirviente sol de la calle El Sol de Coro
te quiere mucho
Miguel Barreno Jatar
Y quién sino aquel que ama a su país y a su gente, puede publicar con tanta dedicación y cariño las hermosas fotografías de un pueblo dedicado al trabajo. lejos tal ves de elucubraciones políticas y mundanas, lejos de las dicotomías y ls apariencias,.....Felicitaciones amigo Alfredo. Muy bello lo tuyo. Un abrazo ELCRUZADO
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