Ella está casada, se anuncia de felicidad pasajera,
y escarba en la calle quien le soliviante la calma
con desvaríos que le hagan desarreglar su cama.
Pasea entre esquinas en escombros, como su vida,
al compás de los requiebros que le ensartan carreras
desde su pudor a sus fantasías que no sabe ejecutar.
Sus piernas y su culo se ven en fascinante apogeo
de quimeras que se marchitarán, igual que su coño,
entre un rebaño de orgasmos que nunca la visitaron.
Ella está cansada, de exhibir a su anillo y al marido,
no sabe escoger cual es el más inservible entre ambos
y camina coleccionando lascivias inofensivas e inútiles.
© Alfredo Cedeño
1 comentario:
Esposa (Del lat. sponsus): Oh...Oh! qué visión tan pesimista, parece que siguiera la doctrina del pensador persa Manes. ¿Seguimos viéndonos/me en los espejos? Quizás...Ch.
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