Gran Poder de Dios
hazme un hombre decente
para quien ser fiel sea razón de vida
y apártame del frente estas piernas
y estas tantas ganas que deambulan
y que me alborotan sin rubor
y que se me meten en la decencia.
Santísimo Señor de los Cielos
conviérteme en un hombre de bien
que no ceda ante las tentaciones que llegan
a derrumbarme mis buenos propósitos
a enredarme mis deseos de enmienda
a desquiciar más mi celo perpetuo
a estremecer lo que todavía queda en mis ingles.
Grandísima Señora de Los Misterios Gozosos
llévame por tu delirante camino
de repicar contoneantes en mi placer
y despójame de mis vestiduras
para terminar de hundirme concupiscente
en estas grutas de cielo donde siempre
siempre y siempre espero poder seguir llegando.
® Alfredo Cedeño
3 comentarios:
Que pase un angel y diga Amen
Demasiado bueno... para cualquier tentación mía de contraste o rima. Impecable!
Ch.
Lo leo, lo leo y no lo puedo creer, que poema tan bello y no le sobra ni le falta nada para el rezo cotidiano, bravo poeta.....
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