Ese dulce mar de aguas salobres que baña tus muslos
desbanca miradas de soles en la silla de una barca
que deja los puertos olvidados en su quilla de sol.
En el bálago de las culpas desgranadas en tus pies
coloco un beso que te roce las uñas y salte pícaro
para escalar como canción borracha tus temblores.
Columbro aquel combate que se pinta en tus muslos
y seré león fiero domado por tu pubis sin fronteras
como gaviota que cura su herida sobre mi canción.
® Alfredo Cedeño
1 comentario:
Es tibio el mar que acompaña sus palabras y retorna salobre al recorrer el lirio sin fronteras.
Ch.
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