viernes, julio 07, 2006

BANDOLERÍAS XLIV

BANDOLERÍAS XLIV

La única herencia que te tengo es una carrera de hormiguitas
dando saltos borrachas por tu espalda
el camello del rey Gaspar con un saco de juguetes
y un zaguán donde escondernos a jugar sin tiempo.

Te dejo una mariposa de caramelo
que te vuele en la boca
y se desparrame en tu barrigota de nube
que no conoce las alas de los besos moribundos.

Igualmente un reloj sin minutos, compromisos, ni segundos
que te enseñe a cantar como los cisnes
ahogando las penas de los capitanes piratas
en las chimeneas de una barca sin mares donde andar.

También te lego una alfombra para que vueles
la bestia más feroz de Yugi-Oh
y poca vergüenza para sentir hasta ser cursi
dejando a los grandulones con mirada atónita
en las ventanas de tus carcajadas vivas y urgentes.

® Alfredo Cedeño

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso poema. De todas las cosas que le heradamos a nuestros hijos, el amor es el mayor y más grande tesoro que podamos darle. Con amor, los hacemos grandes y seguros. Y sí de algo estoy seguro leyendo sus Bandolerías, es que amor le da a su pequeño a manos llenas.
Siga escribiendo para nuestro deleite.
J.J.

Anónimo dijo...

Que lindo es tu amor........que con sus pequeños granos de azucar........las hormigas hagan una enorme montaña preñada de mucho amor......que cuando tu tesoro llegue el reloj pare sus agujas .......para que el tiempo sea eterno para difrutar plenamente de el....donde una barca vieja que cruje de tan vieja, ayude al capitan viejo ahogar sus penas..........le regalas una alfrombra magica para que vuele contigo por el infinito mar.....sin sentir verguenza de las miradas de curiosos..........que observan sus carcajadas alegres y contagiosas

L.L. LARA

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