Que se caigan los juzgados
y rebasen los alguaciles
por los pasos condenados
a la permuta de consuelos.
Que se desnuden los jueces
y retoñen jurados maliciosos
en los espejos de las tetas
cuando escriben en mi boca.
Que se condenen los obispos
y revoloteen las campanas
anunciando coronas de espinas
cortando de tajo las penas.
Que vuelen los parquímetros
y salten los crímenes de verano
a olvidar los caminos y los días
que sacan de quicio a la paz.
Que se arremolinen peces
saliendo con la mañana
de dormitorios sin clientes
donde los sueños duelen.
Y que los condenados maten
cada culpa de citas únicas
donde el azar se derrama
como semen desgarrando pudores.
® Alfredo Cedeño
1 comentario:
Del lat. sententĭa. Las dudas me acechan: ¿Las declaraciones y a quienes juzgamos viven en nosotros o somos nosotros mismos? ¿Vivimos en un dolor eterno? ¿Sí? ¿Esas proyecciones del azar en esas citas son como un semen que me causa mucha pena? o simplemente huye en el pudor? Ch.
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