Como un verano en Buenos Aires caigo en tus piernas
hasta que me deslío en ese reflejo dorado de muslos
con aromas húmedos y fuego en fuelle largo que subyuga.
Como un otoño en Madrid me baña el ocre de tus ojos
alumbrando este transito de pena y gloria a tus piernas
emparamado de puertos donde antaño colgué mi ropa.
Como un invierno en Alaska llego a tus brazos veraniegos
a sacudir la escarcha de ventiscas que me sacudieron
al compás de caminos estrechos entre besos derrotados.
Como una primavera en París de cielo rabiosamente claro
y tulipanes derrotando la tierra arisca de las plazas tristes
me cobijo apresurado entre tus dedos de uñas primorosas.
® Alfredo Cedeño
1 comentario:
Entre temporada y temporada, apuéstele al presente y al futuro. Sin reservas.
Viva con ella -la actual- y no con sus sombras. No le guarde un porsiacaso en otra cama. Confíe.
Una receta:
a) Incinere -de una vez, de golpe y por el bien vuestro y de los suyos- tantos y amargos recuerdos. b) De cenizas - que siempre quedan- escoja solamente aquellas que fueron dicha.
c) Evite los rencores.
d) Paz.
e) Todas las anteriores son ciertas.
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