El hijo de puta empuja a la muchacha
que solo atina a llorar de pura impotencia
los transeúntes seguimos pasando silentes
arropados de inercia cómplice y cabrona
y el Superman de pacotilla vocifera envalentonado
hasta que la cachetada preciosa en su justicia resuena
haciéndolo trastabillar y rodar por el pavimento.
Ella se voltea y se larga secándose las mejillas
y sobándose la mano que todavía le arde
mientras el Otelo del tercer mundo se levanta
mirándonos a todos con el asombro
que nada más pudo pintarle en el rostro David a Goliat
una doña se le acerca y le ofrece una patada entre las piernas
si tiene todavía cojones para tratar de gritar algo más.
En la esquina ella vuelve a voltear y lo ve con lástima
sin entender todavía como pudo perder tanto tiempo
a la par se quita la medalla que ayer él le regaló
la coloca en un basurero y sigue tan campante como siempre supo hacerlo
mientras los buhoneros hacen un coro obsceno y celebrante
a unas nalgas que tenían mucho tiempo sin ver
tan insubordinadas y desenfadadas como las de esta hembra libre.
® Alfredo Cedeño
3 comentarios:
Gurisito mío!!!!!!! Otro beso y otro por esa mujer capaz de dar la bofetada con la que alcanza, al fin, la libertad.
kengler
Otra preciosa pintura de tu Caracas.
Es tan vìvida la escena que puedo decir que "yo la vì, que vì a la muchacha, su andado y ese andar singular en libertad... que justo pasaba por allì..."
Bien contado, y obviamente a tu estilo: poèticamente....
Mi abrazo, Alfredo
Cristina Chaca
Que bueno sabert despues de tanto tiempo...definitivament el mundo es un panuelo. T deseo exitos y felicidades por tu nueva vida...
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