Inmediato a su orgasmo bullanguero y entusiasta
llegó el ofrecimiento de esponsales con voz melosa
que me hizo caer abrupto del nirvana alcanzado.
La voz insistía pegajosa en su propuesta postcoital
y a mi lengua sólo le quedaba buscar esa boca necia
para callarla un minuto y poder planear la retirada.
La oferta resultó mucho más firme de lo que supuse
y pese al intento de mordaza lingual la asechanza
me persiguió asomándose con indomable porfía.
Agarré la ropa con tosco disimulo y ganas aún vivas
me monté en un autobús y salí sin encantos ni paz
a buscarme otro poquito de compasión sin corazón.
Y en una nave sin espacios libres ni canciones tristes
me fui bailando por la orilla de mis dolores sin canto
con la leve esperanza de poder algún día follar en paz.
® Alfredo Cedeño
2 comentarios:
En posición perpendicular al día y tan próxima al badajo que escupe miel, te miro in extremisº desde la otra orilla. Ch.
ºLoc. lat.; literalmente, 'en las últimas'
Muy buen escrito...
... y me hiciste sonreir, Alfredo. Su tìtulo bien podrìa haber sido tambien "LA HUÌDA!!!!!!!!!!" :) Un abrazo
Cristina Chaca
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